17 de junio de 2009

Cuentan que en Oaxaca...

... se toma el mezcal con café.

Lo cual suena extremadamente tentador. Como para tomarlo todo el día, apuesto a que te despierta bien rico. A pesar de que mi cuerpo no ha demostrado gran tolerancia hacia el alcohol ni el café.
Pero que le vamos a hacer, por algo son vicios.
Quiero ir a Oaxaca! O a donde sea, pero vámonos un rato de aquí.

"...nos vence la cotidianidad que todo lo cubre con la grisura de su polvo."
-Elena Poniatowska.

Maldito statement tan deprimente cierto.
Me sentía tan desanimada en camino al trabajo... "otra vez lo mismo", pensaba.
Sigo pensando lo mismo, de hecho, pero me animó un poco el tamal de elote que me acabo de comer. Sin embargo me faltó el chocolate abuelita. Siempre ese sentimiento de que algo falta, siempre siempre. Uno se acostumbra. Aunque sea chocolate.
Será que soy una persona extremadamente floja y por eso reniego del trabajo?
Tampoco me abandona esa sensación de que podría estar haciendo algo mejor (como rascándome el ombligo?) en vez de estar aquí encerrada viendo pasar las nubes y haciendo facturas.
Pero con eso no ganaría dinero. Maldito mundo capitalista.

Tengo una tortuga y una iguana aquí pero son de piedra y no me pueden platicar. De hecho la tortuga atacó mi teni (tenni?tenis? siempre me ha confundido ese anglicismo...) hace rato mientras abría la persiana.

El domingo veré a Café Tacuba por segunda vez. Debo admitir que podría estar más emocionada. El hecho de que Josel no vaya no ayuda mucho. Cuando me di cuenta ya tenía el boleto en mis manos sin posibilidad de dar marcha atrás. Después de todo él me convenció. Es un gran novio aunque diga que no.
Me divertiré Judah, te lo prometo a pesar de que no hay necesidad de hacerlo.

Alethia me trajo una camiseta de Guanajuato con una catrina como la de arriba. Y un caleidoscopio bien mágico. Cuando tenga una hija le pondré Alethia en su honor. (Nótese como me contradigo constantemente).