Cientos, miles.
Haciendo del viento su capitán.
Ignoran a su creador, bajan por el río.
Sin remos ni timón, libres, a su suerte.
Los veo pasar.
Pero soy yo la que se deshace.
Poco a poco, más rápido que ellos.
Sin alcanzar el horizonte.
La que se deshace y se hunde,
por no poder acompañar a los barquitos de papel.
Por ser tan grande y a la vez tan pequeña.
Por no poder seguir su camino.
Aquél, que me lleve hacia tí.
Que me lleve lejos de aquí.
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Pero me dieron ganas de postearlo.
Ya es viejito.
Ya es viejito.
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ellos murmuran y ladran.